viernes, 13 de abril de 2012



¿Cuál es el Problema... Solo es Sexo?
Uno de los más serios problemas con la adicción sexual, es la manera en que afecta nuestras relaciones.
Como lo había mencionado antes, mi adicción sexual estuvo presente en mi matrimonio y dañó la relación con mi esposa.
Como resultado de mi uso pasado de pornografía, yo tuve mucha más experiencia sexual que mi esposa.
Cuando comenzamos a tener niños, la sexualidad comenzó a decaer más aún, cuando el estrés de cuidar niños e infantes comenzó a pasar factura en ella.
Así que me encontré satisfaciéndome a mí mismo mucho más a menudo de lo que ella me satisfacía. La cercanía en un matrimonio es la combinación de los aspectos físico, emocional y espiritual de la relación.
Desafortunadamente, cuando uno de los aspectos de la relación comienza a romperse, los otros tienden a sufrir igualmente.
Aunque estaba buscando interiormente la satisfacción física, me volví hacia dentro en lo que se refiere a mis necesidades emocionales y espirituales.
Cuando prescindí de necesitar a mi esposa para mis necesidades emocionales, también dejé de satisfacer las suyas.
El resultado fue la separación y el divorcio, luego de trece años de matrimonio y tres hijos juntos. Esto no es inusual, ya que la adicción sexual básicamente es egoísmo.
El adicto al sexo se vuelve obsesionado en satisfacer sus propias necesidades, a costa de aquellos que le rodean y el egoísmo, en cualquier forma, es dañino para una relación de matrimonio.

El otro gran problema con la adicción sexual, es su naturaleza progresiva.
Aunque los anuncios de ropa interior y las películas clasificadas R pueden ser visualmente excitantes para un adolescente, esa excitación no continúa para el adicto al sexo. La necesidad de más y más estimulación, conduce a una pornografía más explícita y de naturaleza fuerte, películas de adultos, páginas web y eventualmente el llevar a cabo fantasías formadas en la mente.
La primera consecuencia de este comportamiento, es que la esposa deja de ser la única persona merecedora de honor en la relación. En lugar de ello, se convierte en objeto de gratificación sexual.
Eventualmente, esto también se vuelve mundano y el adicto al sexo busca entusiasmo de una naturaleza crecientemente ilícita.

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